"El concepto vale más que todo el dinero del mundo"

"El concepto vale más que todo el dinero del mundo"

Martillero Raúl Andrés

Por sus "escritorios" pasan aquellos bienes que cambiarán de propietarios. Lotes de terreno, campos, casas, departamentos, quintas, locales, etc. Son, en definitiva, nobles vendedores de ilusiones y también los responsables de hacer realidad los sueños.

Quienes se dedican a esta profesión celebrarán mañana su día, recordando la fecha de la fundación de la Federación de Entidades de Martilleros de la República Argentina, que ocurrió el 11 de octubre de 1943 en la Ciudad de Buenos Aires, que bregó por la sanción de las leyes de colegiación.

Hace cuarenta años comenzó a transitar este camino Raúl Andrés, resultando en la actualidad el profesional con más amplia trayectoria. Recordó en charla con El Diario que siendo empleado en la Escribanía Delledonne, donde luego se hizo cargo de la gestoría de la misma, inició el curso en Mar del Plata que le permitió convertirse en martillero al rendir el examen final en la capital provincial. En su hogar instaló su primera oficina hasta que poco después se trasladó a la actual en la céntrica calle 17 entre 18 y avenida Kelly.

CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

No se apartó de los principios y valores que le inculcaron sus padres y se aferra a ellos "La mejor herencia que me dejaron es que el concepto vale más que todo el dinero del mundo. No es libre de que alguien pueda hablar mal de uno pero lo estará haciendo sin motivo", expresó.

En cuanto a sus inicios en la profesión, Andrés, inquieto e innovador, apeló a distintas estrategias que con el paso del tiempo lo fueron convirtiendo en un referente en el negocio inmobiliario. "Me tenía que diferenciar del resto de los colegas para ganar espacio. Lo hice desde el marketing y la difusión, principales herramientas para que se conozca la oferta. Aposté a hacer carteles identificatorios de mayor tamaño a los habituales. Y también, por recomendación del recordado Rubén Pomares, elegí un color llamativo como el violeta que identifica a la inmobiliaria", contó.

A esas acciones le sumó otras, que aquí y en la zona marcaron tendencia desde que las aplicó ya que constituyeron toda una primicia para el rubro. Una de ellas, recordó, fue publicitar propiedades en TV "cuando nadie lo hacía. La primera fue un departamento en el edificio Finantrade de calle 19 entre 20 y 22. Era un piso de 250 metros cuadrados. Lo filmé y así lo publicitamos en la región cuando aún no existían programas dedicados al rubro inmobiliario".

Pero más allá de la publicidad, la actuación profesional fue y es un aspecto fundamental que le ha permitido a Andrés ganarse la consideración de sus clientes. "Tengo la suerte de tener una importante cartera de propiedades y clientes. Esto es producto de respetar las condiciones del negocio de las partes, lo cual ha generado confianza. Si no fuera por ello, no hubiera llegado a este presente. Por eso cada fin de año mantengo el eslogan al saludar a los clientes y agradecerles su confianza. Esto se gana a través, insisto, de la confianza que uno transmite en cada uno de sus actos y del respaldo que tiene del equipo de colaboradores", indicó.

TENDENCIAS

En los cambios o nuevas modalidades que se fueron adoptando con el paso del tiempo surgió la venta compartida de inmuebles. "Antes el cliente confiaba en un martillero y el trato era más personal. Pero desde hace 15 ó 20 años aparecieron las ventas compartidas entre dos o más profesionales. El pensamiento quizás del cliente es que si la tienen varios, la vende más fácil. Pero no es tan así. Yo pienso que debería confiar en una inmobiliaria un tiempo y si no se logra el negocio, ir a otra", consideró.

- ¿Qué siente en lo personal cuando ve concretado un negocio?

- En estos 40 años de vida profesional siempre he tratado que las dos partes queden conformes Y esa gratitud uno la recibe. Hay gente que me saluda y me recuerda el negocio concretado Esto me da la pauta que uno hizo las cosas bien. Recordando lo que decían nuestros abuelos 'más vale un mal arreglo que un buen juicio', nunca tuve que iniciar un juicio teniendo en cuenta que he manejado cientos de operaciones. La mejor herencia es mantener y cuidar el apellido.

- ¿Qué operaciones, por su trascendencia, recuerda?

- Recuerdo cuando concreté cinco operaciones simultáneas en una escribanía. Firmaron el boleto del primero al quinto sin retirarse del lugar ya que nadie compraba si no vendía. Cuando firmó el último, el escribano entregó los correspondientes boletos a cada uno. También la venta de inmuebles emblemáticos ubicados en esquinas céntricas estratégicas como 17 y 18, 15 y 18, 16 y 15 y en 16 y 17. Además, la ex sede del Club Sportivo donde hoy está el edificio Pucará, la propiedad lindera en el que funciona el anexo del Museo Fangio y la del recordado Café Savoy. Hice el primer loteo urbano y venta de 40 terrenos en el sector de avenida 39 y calles 28, 30 y 43. Lo hice en cuotas mensuales de 100 pesos en la década del ochenta. Otro loteo fue en el acceso principal a Villa "Laguna Brava". De los 40 lotes vendidos, 38 fueron adquiridos por personas que no vivían en Balcarce y quedaron deslumbrados por el paisaje natural.

- ¿Qué rol juega en el negocio inmobiliario el auge de las redes sociales?

- Uno se va actualizando. Traté de innovar en el arranque de la profesión y ahora me mantengo actualizado en materia tecnológica para la difusión. Y esto lo acompaño con un mejor servicio en la oficina, que cuenta con espacios de confort para llevar a cabo el negocio.

- ¿Cómo es el trato con los colegas?

- Hay una muy buena relación con los colegas.

- El sector ha atravesado distintos momentos de acuerdo a los vaivenes de la economía.

- He pasado por distintas crisis. Superé cada una de ellas intuyendo lo que pasaría en el sector, en como reaccionaría. Pero la actual, a causa de la pandemia por el Coronavirus, es la más complicada y demoré más tiempo en intuir lo que vendrá. Esta crisis es distinta. Por primera vez tuve cerrada la oficina dos meses por la pandemia. Pero se superará esta situación.