Trabajar en la Antártida, una aventura bajo cero

Trabajar en la Antártida, una aventura bajo cero

El Teniente de Navío Garita hace flamear la bandera nacional en la bahía Scotia

Lo motivó el desafío pero la verdad es que regresó con más de una aventura después de un año: trae una experiencia de vida y laboral que es imposible que la adquiera en otro ámbito.

Temperaturas bajo cero, desiertos de nieve, veranos muy cortos y mucho trabajo para hacer en comunidad. Aunque la vida en la Antártida Argentina es ardua, cada año un puñado de civiles se postula para pasar allí doce meses de labores.

Uno de quienes escribió esta singular historia es balcarceño. Se trata del Teniente de Navío Juan Manuel Garita (42 años), quien con 23 años en la Armada Argentina fue elegido por su capacidad, conocimiento y compromiso para desempeñarse como jefe de la Base Orcadas, la más antigua base antártica argentina. Encabezó un equipo de trabajo con más de una docena de voluntades que el pasado 5 de febrero pusieron fin a la misión después de poco más de un año de vivir en suelo blanco una experiencia bajo cero.

La inmensidad blanca lo atrapó a este balcarceño que, junto a sus compañeros, bajó en febrero de 2015 de un barco con las provisiones necesarias para pasar un año ahí, en el verdadero fin del mundo.

Las bahías Uruguay y Scottia, una cadena montañosa y un glaciar son los límites que encierran los 160 mil metros cuadrados que tiene la Base Orcadas, creada el 22 de febrero de 1904. Esta estación científica, ubicada en la isla Laurie, fue el primer asentamiento humano que tuvo la Antártida. Y allí tuvo el enorme privilegio el Teniente de Navío Garita de conducir una misión argentina que estuvo integrada por once marinos, dos guardaparques y tres meteorólogos.

EN PRIMERA PERSONA

La vida en Orcadas es rutinaria pero, asegura Garita, todos los días son diferentes. La inmensidad blanca, dentro de su monotonía, ofrece postales que se graban en la memoria.

"Como jefe del grupo -contó a El Diario- tenía la responsabilidad de mantener y operar la base. Esto significaba brindar apoyo logístico y técnico a la tarea científica a concretarse durante el año". La ejecución de dichos programas de investigación científico-técnica estaban a cargo del Instituto Antártico Argentino, el Servicio Meteorológico Nacional y tareas requeridas por el Servicio de Hidrografía Naval. Por eso en el grupo había meteorólogos, geomagnetistas, guardaparques, técnico en comunicaciones, médico y enfermero, cocinero, camarero y oficiales de la Marina encargados de mantener la base.

Explicó Garita que en el caso de la Fuerza Aérea, los meteorólogos debían recoger datos cada tres horas durante todo el año, los cuales debían ser enviados a la base Marambio donde se forma el pronóstico antártico, mientras que el geomagnetista debía observar el campo magnético sobre la tierra. En tanto, los guardaparques tenían como tarea recoger datos de la fauna (pingüinos, lobos, focas), especialmente durante todo el verano y parte del otoño, para conocer cómo funciona y qué técnicas se pueden aplicar.

EL APOYO FAMILIAR

La familia siempre lo contuvo y ese apoyo trascendió más allá del núcleo familiar directo. "Es fundamental -afirmó Garita- el respaldo que me brinda la familia. Constituye el principal sostén para desarrollar esta profesión. Era para mí un sueño poder estar en la base Orcadas. La Antártida te enamora. Y lo logré como jefe. Es por ello que para tomar la decisión de permanecer un año allí se requiere del respaldo pleno de la familia, porque ella también hace un sacrificio y de los amigos. Esto es primordial por esto no tengo más que palabras de agradecimiento para mi esposa Vanina y mis hijos Juan Francisco, María Eugenia y Juan Simón".

- ¿Estaría dispuesto a regresar al continente antártico para otra misión?

- Podría volver pero no en el corto plazo. No es mi prioridad por ahora. De hacerlo, lo haría a alguna de las bases temporales para efectuar tareas de verano durante dos ó tres meses.

- ¿Cómo es la convivencia en el grupo?

- La conformación del grupo es importante. Empezamos en 2013 a prepararnos para este desafío cuando nos seleccionaron. La Armada buscó los perfiles y el nivel de profesionalismo adecuados entre aquellos que estaban dispuestos a participar de esta experiencia. Luego, en 2014, tuvimos un año intenso de capacitación antártica conviviendo con el grupo. Acá lo fundamental es dialogar y consensuar. Es un 50 y 50 para mantener el equilibrio.

- ¿Vivió el grupo y usted alguna situación apremiante durante su permanencia en la base Orcadas?

- La verdad que no. Lo único para mencionar es que Orcadas es una zona muy sísmica. Siempre hay temblores y en uno de ellos se produjo una fisura en la base de la antena de Internet. No llegó a mayores pero hubo un daño estructural.

- ¿Cómo se planifica el desarrollo de cada una de las actividades diarias?

- La actividad cobra mayor intensidad en los meses de primavera y verano. En primavera, por ejemplo, llegan primero los pingüinos y más tarde lo hacen los lobos. Hay un trabajo fuerte de los guardaparques, por ejemplo, por el clima y por la existencia de más horas de luz. Después, en verano, hay un atractivo especial como lo es la llegada del turismo antártico. Recibimos distintos buques. Desde diciembre al 27 de enero llegaron 1.500 turistas que participaron de un tour que partió y llegó de Ushuaia, recorriendo las islas Malvinas, Sandwich del Sur y 25 de Mayo, la base Orcadas y otras temporales. El viaje dura entre 10 y 14 días.

- ¿Cómo se convive con temperaturas bajo cero en forma permanente?

- Dentro de las oficinas y los galpones la temperatura es de entre 21 y 23 grados. Pero cuando trabajamos en el exterior utilizamos trajes antárticos. Todo depende de la velocidad del viento ya que es la que produce la baja de la sensación térmica. Ahí tomamos mayores precauciones a la hora de exponernos al clima.

- ¿También allí fabrican el agua potable?

- Es una de las tareas más importantes durante invierno. Hay que palear y derretir nieve para obtener agua potable. Tres veces por semana y por espacio de una hora en cada caso, transportamos en cajones nieve hasta la maquina derretidora para producir agua. En noviembre cambia el panorama cuando empiezan los deshielos. Hay un pozo desde el cual enviamos el agua a una cisterna para su posterior consumo.

- ¿Cómo es el manejo de los residuos?

- Es primordial la limpieza y la clasificación de los residuos. El impacto ambiental debe ser el menos posible. Los residuos que se generan se repliegan. En forma semanal se hace una guardia de residuos. Se saca la producción y se clasifica por grupo, de 1 a 4. Lo orgánico se incinera y el resto se guarda en tambores de 200 litros, que quedan sellados. Luego se los trae al continente.

- ¿Cómo califica esta experiencia en la base Orcadas?

- Cumplí un objetivo profesional y un sueño en lo personal. Fue una experiencia muy buena.

OTROS CODIGOS

En la base se manejan otros códigos, distintos de los de cualquier dependencia militar. El trato es más cordial y no tan vertical: los superiores persiguen una intimidad casi familiar, siempre cargada de mutuo respeto, para sostener una convivencia de 365 días que no es fácil.

En invierno, cuando el hielo se cierra sobre el mar, es imposible llegar a la base por lo que la logística se hace una vez al año. "Por medio aéreo es complicado por las distancias. Por eso uno debe estar preparado física, mentalmente y sanitariamente para estar en la Antártida un año. Contamos con un médico y un enfermero ante una necesidad", terminó diciendo.

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