Sergio Sosa, el piloto de las osadas acrobacias en el aire

Sergio Sosa, el piloto de las osadas acrobacias en el aire

Cuando llegan los días de descanso, no duda: Sergio Sosa (42 años), piloto comercial, emprende viaje rumbo a su querido Balcarce natal no solo para disfrutar de sus afectos sino también para continuar desarrollando la pasión que lo atrapa: el vuelo.

Asegura que “volar es adrenalina” y que es “una pasión que disfruto mucho”. No es para menos: desde niño se acostumbró a los aviones ya que vivía en las instalaciones del Aero Club Balcarce.

Con esfuerzo y dedicación juntaba peso por peso para poder volar, acumular horas y rendir examen cuando la edad se lo permitiera. Así lo hizo y el primer gran logro alcanzado fue convertirse en piloto privado.

Pero su ambición iba más allá. No bajó los brazos y siguió capacitándose y volando -se desempeñó como aeroaplicador y también como instructor de vuelo- para, en el siguiente paso, llegar a ser piloto comercial con 31 años.

Desde hace once años integra el “staff” de Aerolíneas Argentinas, lo cual lo obligó a radicarse en Capital Federal aunque sus horas de descanso las disfruta en Balcarce, también volando para no perder la costumbre.

RODEADO DE AVIONES

En el Aero Club se siente como en su casa. “Desde que nací viví ahí, junto con mi familia. Mi padre era el casero del lugar. Desde pequeño estoy rodeado por aviones. Eso me llevó a convertirme en aviador. En mi primera etapa me dediqué a la fumigación y posteriormente, al ir acumulando horas de vuelo, pude llegar a ser piloto comercial. Para conseguirlo tuve que llegar a las 900 horas de vuelo y capacitaciones permanentes”, le contó a El Diario.

En la actualidad Sergio vuela a distintos puntos del país donde llega la aerolínea de bandera pero también lo hace a países limítrofes y otros más alejados, como Colombia, Cuba y República Dominicana, entre otros.

En forma semestral, Sosa participa de capacitaciones como también es sometido a exámenes físicos y psíquicos. “Las capacitaciones -expresó- las realizamos sobre simuladores, en los cuales se reproducen múltiples situaciones que debemos resolver. Luego los instructores son los que nos califican”.

Inquieto, tenaz y con ganas permanentes de superación, el aviador balcarceño espera con ansias poder acceder a alguna vacante para realizar vuelos internacionales con aeronaves de mayor porte. “Cada tipo de aeronave tiene su curso específico. Estoy dispuesto a hacerlo”, dijo

- ¿Cómo están posicionados los pilotos de Aerolíneas Argentinas en el mercado de la aeronavegación?

-La realidad es que Aerolíneas Argentinas mantiene un alto estándar de seguridad más allá de otras cuestiones. El nivel es excelente

- ¿Has vivido algún momento de zozobra en el aire?

- La verdad que no. Hoy los sistemas son muy seguros. Pueden pasar cosas imprevistas pero en los simuladores entrenamos todo eso.

UN ACROBATA EN EL AIRE

Vértigo. Eso es lo que provoca ver cómo la avioneta RANS S9, al mando de Sergio, realiza distintas maniobras en el aire desafiando la ley de gravedad, dibujando líneas blancas en el cielo despejado.

Es que en el aire es donde se siente más cómodo. Y es en Balcarce, precisamente, donde va descubriendo y practicando una serie de maniobras que le permiten volar el avión en distintas posiciones.

“Siempre me gustó la acrobacia. Después de mucho buscar encontré en Brasil un avión y lo adquirí. Se trata de un avión experimental, específico para acrobacias. Y a partir de ahí empecé a practicar”, subrayó.

- ¿El vuelo acrobático requiere de alguna enseñanza específica?

- Los conocimientos que uno tiene como piloto te habilitan a hacer acrobacias pero no para desarrollar un show o exhibiciones. Para eso tenés que alcanzar un mínimo de 200 horas y rendir otra licencia. En mi caso estoy juntando esa cantidad de horas para obtenerla en algún momento. Quizás el día de mañana pueda trabajar en eso.

- ¿En los vuelos acrobáticos se desafían permanentemente las leyes de gravedad?

- Así es. Estamos expuestos a grandes aceleraciones que son varias veces superiores a la gravedad. Por ejemplo, cuando se realiza un vuelo invertido se ejerce mucha “fuerza G”. Uno ya sabe que hay límites que no puede sobrepasar. De acuerdo a la maniobra que uno vaya a efectuar es la “fuerza G” que tira.

- ¿Administrar riesgos y tomar decisiones son factores esenciales?

- Así es. Para efectuar las maniobras es que ponemos altitudes mínimas para evitar riesgos. En el caso de mi avión está equipado con un paracaídas balístico que va enganchado al avión. Lo expulsa un cohete balístico. Si el avión cae, uno permanece atado lo cual le da más seguridad

- ¿Cómo vas perfeccionando las maniobras?

- Con práctica vamos corrigiendo los errores. Se requiere de habilidad. A su vez, puede un instructor corregirte por radio la secuencia.

- ¿Hay en el país muchos pilotos preparados para hacer acrobacias en el aire?

- La verdad que no. Habrá unos 10 o 15 aviones en el país habilitados para hacer acrobacias, entre ellos el mío. En una oportunidad tuve la posibilidad de volar junto a Jorge Malatini, conocido y experimentado piloto de acrobacias. Por ahora, en mi caso, es un gusto personal el que me estoy dando de hacer acrobacias pero no descarto en un futuro poder dedicarme a hacer exhibiciones.

Para el común de la gente, volar un avión en cualquier posición puede implicar una locura. Pero para el balcarceño Sergio Sosa, es una verdadera pasión. Se siente el dueño del aire.

Bailando en los cielos

Sergio Sosa es un obstinado por entregarse al riesgo. De su repertorio saca una serie de figuras acrobáticas conduciendo su avioneta RANS S9. Su habilidad le permite hacer un tirabuzón, looping, toneles lentos y rápidos (girar el avión sobre su eje), medias vueltas, ocho cubano y vuelo invertido, entre otras.