Emiliano López, coleccionista y restaurador: "Es un relax, te metés en esto y te olvidás del resto"

Emiliano López, coleccionista y restaurador: "Es un relax, te metés en esto y te olvidás del resto"

Existen hobbies, pasatiempos, ocupaciones gratificantes que se inician por cuenta propia y generalmente son

paralelas a un trabajo, estudio u otra actividad que las personas desarrollan, que en su accionar tienden a reunir objetos. Con el paso del tiempo, quienes perduran en esta actividad incrementan notablemente su colección,

algunos las exhiben en determinadas ocasiones, otros la tienen a resguardo y se las muestran a unos pocos. Y así sucesivamente, en este particular rubro que no distingue edades y que es muy pero muy variado.

Muchos conocen a Emiliano López por su rol dirigencial dentro del fútbol local, ya que desde hace cinco años preside la Liga Balcarceña de este deporte, aunque anteriormente desempeñó idéntica función pero en el Club Atlético Ferroviarios. No obstante también es un aficionado por los cuchillos, algo que se despertó en su interior desde la niñez y que hoy en día lo sigue cautivando.

"Coleccionar cuchillos es un hobby, pero también me gusta restaurar cuchillos viejos. Es decir, me gusta hacerles el cabo. La gran mayoría de los cuchillos viejos son de acero al carbono, un material que se oxida, entonces me gusta limpiarlos, tratar de sacarles el óxido, mantenerlos. Es un material que cada tanto hay que limpiarlo porque se oxida. O sea, al ser viejos se manchan de óxido y me gusta limpiarlos y tenerlos lindos", comentó a modo introductorio.

A muy corta edad comenzó su ligazón con este ámbito, atraído en principio por las unidades pertenecientes a uno de sus abuelos y a su tío, que eran de plata y oro o alpaca. Al verlos de cerca constantemente, siempre pretendía ser dueño de uno, pero no fue hasta los 16 años cuando ingresó de lleno en este mundo, ocasión en la cual un amigo de su familia empezó a enseñarle a afilar, a comenzar a encavar y así ofrecerle distintos secretos, con lo que la motivación rápidamente fue in crescendo. "Me hice una pulidora para lustrar los huesos, para lustrar el metal, darle el toque final y así armé un tallercito donde actualmente los encavo y los preparo. Necesito material, que a veces hay y otras no", señaló al respecto.

En torno al citado material, puede utilizar madera de varios tipos, aunque mayormente se decanta por la que posee vetas, ya que muestra otra imagen. También se usan cornamentas de ciervo o huesos de caballo, específicamente de las patas de este animal.

PRIMER CUCHILLO

El primer cuchillo que confeccionó lo hizo a los 19 años, cumpliendo de esta manera la parte final de un largo proceso iniciado tiempo atrás y que, a su vez, lo introduciría de lleno en una actividad que mantiene hasta la fecha.

Sobre ese ejemplar dijo que "ya se rompió, no lo tengo más. Me lo hice para mí, después con el tiempo me fui perfeccionando, fui mirando y ahora con Youtube veo a muchos profesionales, además estoy en un montón de páginas de cuchilleros donde se enseñan varias cosas, por ejemplo técnicas que pueden surgir, pegamentos nuevos, alguien que le fue bien con alguna cosa".

Y dentro de su labor, le agrada probar de realizarlos con distintos tipos de acero, si bien siempre compra la hoja, le gusta probar variedades. "No que los trabaje yo sino aceros que se bajen a lija. Puede ser un disco de cortar mosaico, una espada de motosierra, tijeras de tusar, todo eso lo adapto", añadió.

Por otra parte, hizo saber también que ha podido realizar un cuchillo entero. "Pero no de la verdadera forma artesanal que se hace. Es decir agarrar un hierro, ponerlo en la fragua, martillarlo, llevarlo a lugar, hacer un buen templado y demás. Me gustaría hacerlo así pero es mucho trabajo y tiempo, casi que hay que dedicarse a eso", destacó López.

VARIADA COLECCIÓN

Pasando a su faz de coleccionista, comenzó esta etapa antes de haber fabricado su primer cuchillo, despertando un camino en cuyo recorrido se fueron añadiendo unidades de disímiles características.

Los primeros resultaron obsequios de distinta procedencia, mayormente de familiares y amistades, aunque luego fue sumergiéndose en este ambiente y también adquirió varios, por lo cual la sumatoria general ronda hoy los 70 ejemplares.

"Un tío me había regalado un cuchillo que era de hueso de ciervo, uno 'verijero', que es el nombre que se le da a los que tienen menos de 15 centímetros. Después un carnicero amigo me regaló dos, también chiquitos, uno le había quedado de una cuchilla que él usaba en la carnicería, cortito pero con mucho filo. Uno de ellos lo tengo todavía y lo uso para sacar pegamentos y despuntar cosas. Y este hombre que me enseñó a afilar me regaló dos, uno marca Atahualpa y otro Arbolito. Después un amigo me regaló un Juca, que con el tiempo lo reformé y hoy es un cuchillo muy valioso para mí. Para los 20 años tenía 8 o 9 cuchillos. Después para los cumpleaños me regalaron varios, otros conocidos que tenían cuchillos viejos me los iban regalando, siempre a cambio de una moneda. Porque para no pelearse ni perder una amistad, el que recibe el cuchillo tiene que dar una moneda, es una tradición. Y con el correr del tiempo me han ido dando cuchillos, tengo algunos de buena calidad y otros de no tanta. Por supuesto he comprado, por ejemplo en subastas que hay en grupos de cuchilleros. Unos Juca de los '80 que valen la pena, que tienen buen filo, los he comprado para restaurarlos, porque han tenido un cabo de madera viejo y los compré para desarmar y restaurar a mi gusto", explicó.

PARA LOS AMIGOS

Dentro de las aproximadamente 70 unidades que posee, pueden observarse que las mismas son de diferentes tamaños y elaboradas con elementos que sus allegados cercanos le fueron acercando.

En ese sentido, contó que "a algunas amistades les hice cuchillos, me dieron la hoja y se los fabriqué. Un amigo me llevó hueso de ciervo y una hoja y le llevé el cuchillo, otro amigo me dio la hoja y bronce, que se usa mucho para dividir, para separador o terminación y le hice un cuchillo. Así también me fui nutriendo de material".

Aportando más datos, Emiliano López hizo saber que cuanta más antigüedad posee un cuchillo, más valor de venta tiene, claro está de acuerdo a la marca también. Y que los ejemplares de los '80 hacia atrás eran de un material y de esos años en adelante son de otro, habiendo experimentado una importante modificación por competencia de los mercados e influyendo también el acero inoxidable.

MANTENIMIENTO

Al tener una importante cantidad de unidades, también es destacada la dedicación al mantenimiento de esa colección, estando la misma dividida en dos lugares, en el caso de la perteneciente al presidente de la Liga Balcarceña de Fútbol.

"Por el momento están en cajones, bien acomodados, pero la idea en un futuro es ponerlos en una vitrina, tengo una para eso. Llevan su mantenimiento: hay que limpiarlos cuando se oxidan, lustrarlos nuevamente porque el hueso pierde brillo, es un mantenimiento a veces mensual, que se hace rápido. Y cada tanto también voy anexando alguno. También aprendí y me gusta mucho limpiar los cuchillos de alpaca, los de oro y plata, sacarles brillo y mejorarlos. Porque en muchos casos están guardados en cajones, el material se desmejora y pierde brillo. Eso lo aprendí en Internet, fui probando algunas variantes y me quedé con una de ellas. Además tengo la pulidora que es la que termina de darle el brillo final a todo el material que pueda llegar a manejar", manifestó.

Y dio a conocer que ocasionalmente, cuando cocina o tiene ante sí un evento, utiliza distintos cuchillos. "A todos los cuchillos que hice yo los he usado, pasa que algunos los usé una o dos veces y a otros más tiempo. A los que me han regalado, algunos nunca los usé".

RELAX PERSONAL

Al finalizar la charla y pedírsele una reflexión sobre lo que ha sido todo este tiempo como coleccionista y restaurador de cuchillos, Emiliano López mencionó lo siguiente: "estoy muy conforme con esto, empecé a los 19 años y después tuve una interrupción de unos 5 años. Hasta que un día me invitaron a una carneada, el cuchillo no tenía buen filo y empecé a afilarlo y así me enganché de nuevo. Hay días que le puedo dedicar un tiempo importante y otros en los que no. Es un pasatiempo y cuando estás en eso es un despeje total, porque por ejemplo para afilar necesitás mucha paciencia. Es un relax para uno, te metés en esto y te olvidás del resto de las cosas. Está muy bueno".