La “alquimia” de Procens permite transformar larvas y desperdicios en nutrientes naturales para animales y plantas
El pasado martes, como se informara, el Departamento Ejecutivo firmó con la empresa “Procens” el boleto de compraventa de un predio en el sector industrial planificado “El Molino I”.
Según se indicó en la oportunidad, dicha empresa tiene un enfoque de economía circular sostenible, que plantea la reconversión de los desperdicios alimenticios en proteína de alto valor para la alimentación animal y biofertilizante para cultivos locales, utilizando la tecnología de incipiente implementación en grandes plantas a nivel global.
Para conocer más a fondo detalles de este emprendimiento, El Diario visitó el lugar donde se está desarrollando el prototipo de la empresa y dialogó con sus responsables, Julien Laurencon y François Nolet, quienes están en Balcarce desde septiembre de 2020 y tienen armada su planta inicial en un galpón de calle 41 entre 18 y avenida Centenario.
Allí nos recibieron en un ámbito que dista mucho de lo que se puede uno imaginar al hacer referencia a desechos, moscas y larvas.
Pero, antes de conocer en detalle lo que allí ocurre es importante saber cómo surgió esta iniciativa y porqué sus impulsores centraron su mira en Balcarce.
Julien, francés de nacimiento vivía hace cinco años en Singapur donde era vicepresidente de un banco privado hasta que decidió dar un rotundo cambio a su vida. Dejó todo y se dedicó a recorrer el mundo. En ese derrotero llegó a Argentina para hacer un voluntariado. Estuvo en la fundación SÍ y en “Un techo para mi país” conociendo la dura realidad de nuestro país del que no obstante se enamoró.
“Me enamoré de sus lugares, de su gente y de los desafíos enormes que a la vez son oportunidades que hay acá” sostuvo añadiendo que su idea entonces era hacer algo que tuviese un impacto positivo en la sociedad y en el ambiente.
Recaló entonces en Colonia Caroya, Córdoba, donde inició un emprendimiento en la agroecología. Fue entonces cuando conoció a Francois y vieron que tenían objetivos comunes, lo que los llevó a asociarse, hace tres años, tomando iniciativas sobre economía azul, propuesta creada por el economista belga Gunter Pauli que posee bastantes similitudes con la economía circular basada en replicar procesos naturales o inspirarse en ellos para procesos productivos y aprovechar residuos como insumos de un nuevo proceso productivo.
“Hace unos diez años empezaron a investigar y desarrollar lo de la domesticación de las moscas y la cría de insectos con un fin productivo. Insectos se comen hace miles de años en muchos países, son una gran fuente de proteínas no solo para los animales sino también para los humanos.
En Europa ya hay varias empresas trabajando en esto, con la cría de insectos para producir proteína y grasa para la alimentación. Nosotros llegamos un poco más tarde en esta industria que es súper joven en comparación a otras Lo vimos como algo muy interesante, también nos interesaron la producción de hongos comestibles, las gírgolas y empezamos con las dos cosas al mismo tiempo. En enero de 2019 arrancamos con un emprendimiento de producción de hongos en el sótano de un restaurante”.
Poco después dejaron de lado los hongos y enfocaron hacia las larvas al considerar que ahí estaba el potencial de crecimiento. Compraron un contenedor usado, lo adaptaron a sus requerimientos y así empezó todo…
Pero fue entonces cuando decidieron dejar el suelo cordobés para mudarse a Balcarce.
DESEMBARCO EN BALCARCE
La pregunta inevitable fue ¿porqué Balcarce?, a lo que Julien respondió que fueron varias las razones que los motivaron a elegirlo. “Fueron varias las razones, pero la fundamental fue ver a McCain como proveedor de la materia prima que necesitamos, sus desperdicios, sus descartes de los procesos productivos. Vimos que ellos tenían un plan de sustentabilidad importante, conocimos todo lo que se venía haciendo en materia de energía renovable y que estaban en el camino de evaluación para hacer certificar como empresa de triple impacto. Además nos contactamos con el titular de Producción de la Municipalidad (Martín Carballo) que nos facilitó mucho sobre información y por otra parte tenemos algo único en el país como es la Unidad Integrada INTA-FCA una gran reserva de conocimiento a nivel agrario y científico . Esta combinación nos pareció muy interesante, y a eso hay que sumarle que Balcarce tiene un posicionamiento estratégico”, explicó.
El paso inicial fue hacer un convenio con McCain y logrado eso Julien y Francois, con todos sus equipos dejaron Colonia Caroya para recalar en Balcarce. Era septiembre de 2020, en plena pandemia cuando llegaron y en silencio empezaron a trabajar.
Hoy tienen un prototipo con dos contenedores. Están en marcha un pie de cría y una pequeña producción para la escala que corresponde a los 200 metros cuadrados de los que disponen pero sus aspiraciones no tienen límites y todo parece indicar que el ritmo de avance es vertiginoso.
EL PROCESO
El proceso se basa en el montaje de una biofábrica que posibilita la producción de larvas de mosca Soldado Negra, una especie autóctona e inocua, altamente eficiente en convertir residuos orgánicos en proteína, que en un ambiente cerrado, y atmósfera controlada, aumenta en solo catorce días diez mil veces su peso.
“El primer paso es recuperar desperdicios alimenticios , los descartes de papa, frutas y verduras” indicó adelantando que además del acuerdo con McCain están firmando un convenio con el Banco de Alimentos para adquirirles el desperdicio “sacarles un problema y generarles un ingreso y también estamos utilizando bagazo de cerveza con “Baum” de Mar del Plata.”
Con dichos descartes se hace un tratamiento de picado, escurrido, y una cocción y pasteurización lo que les permite obtener un alimento, “una dieta balanceada para la larva sin agregar ningún producto químico hacemos una pre-fermentación agregando microorganismos eficientes , elementos naturales y eso va a ser el alimento para las larvas”.
Por otra parte está la crianza de moscas en cautividad y en condiciones controladas.
“Las moscas viven en promedio diez días , no se alimentan, por lo que no llevan contaminaciones y su único propósito es acoplarse y poner huevos . Les damos las condiciones necesarias con 30 grados de temperatura constante, más del 60% de humedad y 12 horas de luz y doce de oscuridad. En ese ambiente se reproducen, ponen huevos en un lugar adaptado para tal fin, los que cosechamos a diario y los hacemos eclosionar, recuperamos lo que se llama una neo nata , una larva muy pequeña que tiene una tremenda eficiencia. Su ciclo para llegar a la madurez es de 14 días en los que multiplica su peso por diez mil comiendo el preparado que le damos.
Se hace entonces el proceso de biodegradación , la larva come y defeca la materia procesada a través de su aparato digestivo, a la vez acumula proteína, crece para preparase para su ciclo de pupación y transformarse en mosca. Un 2 % de los huevos se recuperan para alimentar lo que llamamos pie de cría (la colonia de moscas para seguir teniendo huevos, larvas y moscas), el 98% restante va a este proceso de crecimiento para finalmente cosechar las larvas”.
La materia biodegradada será un abono natural para regeneración de suelos, (como un biofertilizante) que permitirá reemplazar productos químicos y por otro lado la larva se mata y transforma en productos finales. Las larvas se deshidratan obteniéndose un primer producto que están trabajando con una empresa que hace alimentos, que tienen un 50% de proteínas para mascotas exóticas (conejos, hamsters, etc). A la vez a esas larvas deshidratadas se les puede hacer un proceso adicional de extrusión para sacarle la grasa que es un aceite de la calidad semejante al de coco y además obtenemos un expeller que se muele y da una harina proteica con más de un 60 % de proteínas que se destina a la alimentación animal.
Todo esto ya se está haciendo a baja escala.
“No hay desperdicios, no hay emisión y cero productos químicos partiendo de un insumo que es desperdicio”, afirmó Julien.
TIEMPOS
Sobre el tiempo que demanda todo el proceso, explicó que el ciclo de crecimiento de la larva para producción son 14 días. El alimento se prepara en un día y sirve para todo un ciclo por lo que en 14 días se obtiene la materia prima para procesar. De cada tonelada de desperdicio que se les da de comer a las larvas obtienen por un lado 200 kilos de larva fresca y unos 300 kilos de abono.
SIN TECHO
Ante todo lo expuesto, se le consultó a Julien si considera que este proyecto no tiene techo, sobre lo que dijo: “ Entendemos que no porque la materia prima son residuos orgánicos y hay 16 millones de toneladas por año solo en Argentina, así que hay para trabajar y mucho”.
“Apuntamos al triple impacto de rentabilidad económica, impacto positivo ambiental e impacto positivo social”, agregó para concluir sosteniendo que “para desarrollar resiliencia ecosistémica tenemos que contar con actores de todos los sectores y con ese conjunto superar las grietas. Apuntamos a un propósito superador de bien común en el cual todos deberíamos poder abrazarnos y decir no importa de qué lado sos; queremos mejorar la situación de este país que tiene todo y no está en el lugar que le corresponde”.
¿UN ALIMENTO PARA HUMANOS?
Que parte de lo obtenido en este proceso pueda llegar a futuro a transformarse en alimento para seres humanos es una posibilidad que no se descarta. En ese sentido Julien comentó que en Europa acaban de aprobar los ingredientes de insectos para consumo humano.
“En Argentina somos los pioneros, estamos trabajando con el SENASA hace casi dos años, ya obtuvimos de la Dirección Nacional de Sanidad que nos creen una categoría en el Registro Nacional de Actividad Productiva para la producción de insectos. Eso significa que ahora estamos trabajando para la habilitación del establecimiento de reproducción. En paralelo estamos trabajando con la Dirección de Inocuidad para modificar un reglamento del código alimenticio de los años 60 para incluir ahí a los insectos. Una vez obtenido eso se habilita la comercialización.
En principio apuntamos a la alimentación animal y en particular a la de mascotas lo que estaríamos lanzando el año próximo. Pero pensando a futuro esto es proteína, en Francia hay una empresa que hace barras de cereal con harina de grillos, lo que utilizan los deportistas. No hay diferencia si la harina viene de un insecto, una vaca o un pollo, incluso la calidad es mejor”, detalló añadiendo que por otra parte, los humanos estamos desarrollando alergias a las harinas convencionales (los celíacos, por ejemplo) y este producto es hipoalergénico.
PRODUCCIÓN
Actualmente Procens está en condiciones de procesar unos cien kilos de desperdicio por día, estimándose que la planta a escala debería procesar cien toneladas por día.
Como referencia, McCain tiene un desperdicio diario de unas 50 toneladas, mientras en el cordón frutihortícola marplatense hay diez mil toneladas por mes de desperdicios.
En relación a la cantidad de personal que cumple funciones en “Procens” y lo que se estima podrá absorber a futuro manifestó que no quieren generar demasiadas expectativas.
“Tenemos un plan de crecimiento y desarrollo. Hoy somos siete en el equipo. Para el año próximo el objetivo es pasar a 18 personas y para la planta a escala en 2024 estimamos que seríamos unas 65 personas trabajando”.