Oscar Gutiérrez, el hacedor de miniaturas que replica construcciones históricas de la ciudad

Oscar Gutiérrez, el hacedor de miniaturas que replica construcciones históricas de la ciudad

Oscar Gutiérrez creó dos obras de arte en miniatura que replican construcciones históricas de la ciudad de Balcarce. La vieja estación ferrocarril «Balcarce», inaugurada en 1892 y la histórica torta que embellecía el centro de la plaza Libertad, construida en 1936 por el arquitecto español Francisco Salamone, y demolida en 1946 por razones ideológicas.

La estación, su primer obra, le demandó a Oscar un año de trabajo. Paciencia, ingenio, constancia y dedicación son algunos de los atributos que Oscar fue descubriendo y aplicando en semejante labor. Un pasatiempo que el mismo determina como «hobby» y no tanto como artesanía, y al cual dedica parte de su tiempo cuando el trabajo le permite una pausa.

«Yo trabajé un tiempo en un taller, allí aprendí de gente que sabe mucho, los escuchaba atento, lo grababa en mi memoria y después lo llevaba a la práctica. La clave está en empezar a hacer algo, una vez que corté un fierro ya está, ya lo tengo todo armado en mi cabeza. Si empiezo algo, tengo que terminarlo», comentó Oscar a El Diario.

Sorprende la cantidad de detalles y la precisión en el ensamblado de cada elemento para darle vida a un edificio del cual no tiene referencia fotográfica. Oscar confesó no ser muy amigo de la tecnología, por lo que los cálculos y mediciones para construir a escala le lleva más tiempo del deseado. «No es fácil trabajar en escala, tenes que sacar muchas medidas, no entender mucho de tecnología me cuesta mucho laburo. Pero ya prácticamente lo hago sin medir, es todo a ojo. Y más si no tengo una foto como referencia, no se trata de una réplica exacta, sino de una aproximación».

«Veni, pasá», dijo Oscar mientras descubría sus dos maquetas que permanecían tapadas, resguardadas del polvillo. En aquel galpón en el fondo de su casa, junto a una impecable camioneta Chevrolet ’29 que encontró abandonada y la recuperó a nuevo, montó su propio taller. Allí, rodeado de un puñado de herramientas de mano, Gutiérrez da rienda suelta a sus creaciones, las cuales van tomando forma lentamente. «Después del trabajo, a eso de las 5 o 6 de la tarde ya me metía en el galpón a continuar con las miniaturas».

«Este hobby arrancó con la pandemia, no me dejaron trabajar por 15 días, y como no me gusta estar quieto un día salir a la vereda y me quede mirando el cartel que está en frente de mi casa que dice «Balcarce». En ese momento se me ocurrió la idea de hacer la estación del ferrocarril en el taller. Compré unas maderas y empecé a construir los cimientos. Estuve poco más de un año haciéndola», relató Oscar mientras mira con orgullo su primer creación, y añadió: «es lindo ver el trabajo terminado, lo más gratificante es la respuesta de la gente la primera vez que lo ve».

El color rojo cubre la mayor parte de la miniatura, que conserva cada una de las herramientas y otros elementos de aquella época. «La estación la fui creando sin ninguna referencia, tenía una imagen en mi cabeza, pero poco más. El tanque de agua, los carteles y demás son cosas que si las tengo presentes porque los veo todos los días desde mi casa». Así es como aparecen, construidas en bronce y hierro, réplicas de engrasadoras, criques alemanes, agujereadora, llaves de mano, una balanza para encomiendas, una fragua, una vigornia, el tanque para suministrar agua a la locomotora a vapor y clavos para asegurar los rieles, entre muchos otros elementos. «Fui agregándole detalles hasta que ya no me quedo más lugar en la estación».

Una soldadora eléctrica, una agujereadora y una amoladora fueron las herramientas esenciales que utilizó Gutiérrez para concretar esta verdadera obra de arte. «Es difícil explicar el proceso de construcción, porque hay cosas que solo veo yo en mi cabeza. Tanto la maqueta como las piezas son construidas desde abajo hacia arriba, en el caso del vagón y sus asientos se construyen antes de cubrirlos con el techo», explicó Oscar.

Al mismo tiempo que Oscar terminaba el proceso de construcción de la estación, comenzó a pensar en cómo darle vida a la torta de la Plaza Libertad. La estructura está construida íntegramente con planchuelas de hierro, la base, las arandelas y el techo están cortadas a medida para darle forma a la mítica construcción de Salamone. El monumento del centro esta sostenido por un perno de enganche. Las luminarias y los árboles que rodean la torta están hechos con electrodos para soldar. Entre los arboles había uno que se destacaba por encima de los demás. «A este le agregue unos guantes de arquero después de que ganamos el mundial, en honor a Dibu por su atajada», indicó Gutiérrez.

Oscar manifestó que trata de traer a la vida cosas históricas de Balcarce. «Me gusta hacer cosas que ya no están y que tienen su trayectoria, aunque no me queden exactas». La primera exposición a la que concurrió el artesano fue en la escuela San José, para la EducoAgro. Unos días antes lo invitaron a participar en la feria de artesanos porque conocían su trabajo. «Les agradecí a los organizadores y fui con mucho gusto. Después de la expo tuve muchísimas felicitaciones por teléfono, y en la fiesta del automovilismo pasó igual, mucha gente amontonada en los stands para ver las miniaturas».

«Para la Fiesta del Automovilismo llevé las dos maquetas terminadas, lo primero que dice la gente cuando pasa es «que hermoso». Hay personas que se conmueven porque son construcciones que no han visto nunca, por otro lado la gente que pudo vivir esa época se emociona, porque estuvo sentada en esta misma confitería y eso les trae muchos recuerdos», expresó el balcarceño, señalando una de las entradas de la vieja confitería.

«Muchos jóvenes se mostraron interesados en el trabajo, algunos se acercan y te preguntan cómo se hace, o que les enseñe. Yo no tengo problema en invitar a la gente a que venga al galpón y mostrarles lo que hago. Hay mucha gente que me dice que estoy loco porque tengo las miniaturas metidas en un galpón y mucha gente se pierde de verlas».

Oscar confesó que le gustaría el día de mañana armar su propio museo en su casa. «Hace tiempo lo estoy pensando. El proyecto es hacer un museo en el mismo carro donde expongo mis maquetas. Próximamente voy a arrancar con un modelo de colectivo antiguo, y cada vez voy a ir sumando más piezas. La intención es seguir construyendo estructuras y maquinaria antiguas, al mismo tiempo que voy ampliando el espacio en el carro, ahí es donde cargo mis cosas y lo llevo a todas partes para que más gente vea lo que estoy haciendo», afirmó Gutiérrez.

«Hay varias escuelas e instituciones que quieren llevar las maquetas para exponerlas pero si te soy sincero me cuesta mucho desprenderme de ellas, soy un poco celoso de mi trabajo. Quizás se los doy un día pero después me arrepiento y las voy a buscar», expresó con una sonrisa. Y agregó: «para evitar comprometerme y que alguien después se enoje prefiero dejarlos acá. Yo agradezco el interés pero no me gusta soltarme de algo que veo todos los días, aunque este tapado. Me gusta mantenerlas limpias y cuidadas. Insisto, en mi casa están las puertas abiertas para que me visiten y vean las maquetas, me pone contento que las vengan a ver», concluyó Gutiérrez.

Cualquiera que esté interesado en visitar su taller y apreciar sus creaciones, puede hacer acercándose a su domicilio, ubicado en avenida Caseros entre 7 y 9, a metros del viejo edificio de la estación ferrocarril.