Herramientas para la sintonía fina

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El maíz recuperó definitivamente un lugar protagónico en el campo argentino y tanto las empresas de insumos como los técnicos y los productores se están poniendo al día en cuestiones de tecnología y manejo para que el cereal exprese su máximo potencial.

A eso apuntó la jornada Demostrativo Agronómico Regional (DAR) realizada por el semillero KWS, cuya casa central está en Balcarce, de forma virtual, con técnicos e investigadores contando sus experiencias desde el lote, en diversas localidades.

Uno de los paneles abordó la cuestión de la fertilización con nitrógeno, el principal limitante de los rendimientos del cereal, y sus momentos óptimos en la búsqueda de mayor volumen de materia seca y mayor digestibilidad.

“La información disponible sobre la respuesta del maíz a la fertilización nitrogenada no abunda”, advirtió de entrada el ingeniero agrónomo Santiago Vacca, de KWS, y explicó los ensayos que lleva adelante la firma en la localidad bonaerense de Chivilcoy para determinar el impacto de la fertilización nitrogenada del maíz para silo en la producción final de carne y leche. “Sabemos que a medida que aumentamos el nitrógeno disponible en el suelo, el cultivo aumenta la cantidad de materia seca digerible. Por cada kilo de N disponible, la respuesta es de 35 a 40 litros de leche”, afirmó.

Luego aportó detalles sobre el momento de aplicación ideal del nutriente, comparando un caso testigo con la aplicación a la siembra, la aplicación fraccionada entre la siembra y V8, la aplicación fraccionada en siembra, V8 y R1, y la aplicación a la siembra y en R1.

Bajo riego, brindando la fertilización de forma fraccionada aumentó notablemente la cantidad de materia seca digerible y de su contenido de almidón.

En secano, en cambio fraccionar la dosis no generó aumentos en el rendimiento, la mejor respuesta la obtuvo una sola fertilización al momento de la siembra. “El N está sujeto a pérdidas por su movilidad, hay que dárselo a la planta cuando realmente lo necesita y cuando tiene la capacidad radicular para interceptarlo”, explicó Vacca.

El suelo, la clave

En ese sentido, el investigador del Conicet Nahuel Reussi Calvo remarcó que es clave conocer la dinámica del suelo y de la planta para hacer un uso efectivo y eficiente del nitrógeno en maíz. En esa búsqueda entran en juego la dosis, la forma y el momento de aplicación. “La oferta y la demanda de N varían durante el ciclo del cultivo, por lo que hay que estar atentos a posibles correcciones. Buscamos lograr una planta verde desde el suelo hasta arriba aún durante la etapa de llenado de granos”, destacó, y luego añadió: “Para reducir las brechas de rendimiento hay que tratar de hacer maíz en base a evidencia científica: medir, tomar decisiones en base a lo que dice la ciencia, entender que no hay una receta única, depende de la dinámica del suelo y de la planta”.