Bronzovich: «No queremos generar miedo sino alerta, que es algo muy distinto», dijo Nicolás Bronzovich
Las bolsas de cereales estiman que en la actual campaña agrícola, la cosecha de maíz podría caer unas 6 millones de toneladas, equivalente a unos 1.200 millones de dólares, pero en el campo los ingenieros agrónomos y productores son más pesimistas, elevando la cifra a 10 millones de toneladas.
Esto será así por la irrupción en enero pasado de la «chicharrita», una plaga instalada desde hace mucho tiempo en el norte argentino que ha migrado hacia otras zonas productivas. Se trata de un vector, un insecto que lleva consigo (cuando las ninfas pican el maíz) una enfermedad conocida como Spiroplasma y otras más que provocan un fenómeno agronómico conocido como «achaparramiento del maíz».
Los daños pueden ser leves o totales según la intensidad del ataque y el momento de desarrollo en que se encuentre el cultivo.
Debido a esto, la Secretaría de Bioeconomía de la Nación creó una mesa técnica por decisión del titular del área Fernando Vilella, que tiene como coordinador al director nacional de Agricultura, el balcarceño Nicolás Bronzovich.
«Con el Comité de Crisis hacemos seguimiento del avance con diferentes actores de la cadena del maíz. Trabajamos en conjunto con el Senasa, INTA e INASE. La idea es que entre todos podamos ir analizando y definiendo la estrategia», prometió Vilella.
A partir de ahora, la «chicharrita» es cuestión de Estado, en la que también están involucrados entidades técnicas y empresas del sector. Todos ellos aportarán propuestas para dar batalla a esta plaga que, más allá del daño ya ocasionado, preocupa a la comunidad maicera pensando en la campaña 2024/2025.
Bronzovich evalúa herramientas a aplicar
El director nacional de Agricultura, en declaraciones al sitio Bichos de Campo, admitió que Argentina se juega mucho en este partido. «Evaluamos las distintas herramientas que hay disponibles, sobre todo ya no pensando en esta campaña 2024 que está terminando sino en la próxima campaña 2024/25 de maíz para prevenir y controlar la problemática del achaparramiento de maíz por Spiroplasma», indicó el funcionario balcarceño.
Algunas de las herramientas que se están evaluando para el manejo integrado de plaga incluyen la fecha de siembra, el control durante el invierno del hospedante del vector de la plaga: el maíz guacho; el monitoreo, el seguimiento de la evolución de la población de la «chicharrita» en los distintos ambientes o sitios de la manera más específica posible; la reducción de los niveles de población del vector, control con fitosanitarios químicos o biológicos con aplicaciones postemergentes, el control con terápicos de semillas, evaluación del comportamiento de la oferta genética y sobre todo la coordinación de procesos agronómicos como principalmente fecha de siembra.
Si estas recomendaciones no aparecen pronto y muestran eficiencia, se corre serio peligro de que la Argentina descienda en sus intenciones de siembra del maíz en la próxima campaña, lo que tendría impacto no solo en el ingreso de divisas en 2025 sino sobre muchas actividades que utilizan internamente ese grano, como los productores de carnes, de leche, de bioetanol.
Alerta
Dijo Bronzovich que, en este contexto, «no queremos generar miedo sino alerta, que es algo muy distinto. Estemos alertados que sufrimos una plaga. A quien la sufrió ya en carne propia no necesito alertarlo yo, pero que sepa que hay múltiples actores trabajando en trasladar soluciones, y que hay muchísimas zonas donde la plaga no es tan endémica, donde esas soluciones adquieren mayor valor y realmente limitan mucho el potencial daño de la plaga. También hay zonas en donde es muy difícil acotar, y dependemos mucho de cómo juegue el clima, de cuán frío venga el invierno».
-¿Comparte los diagnósticos de pérdidas de al menos 6 millones de toneladas de maíz este año?
-Dentro del área de la Dirección de Agricultura también me toca la responsabilidad de las estimaciones agrícolas, y esto ha sido motivo de horas de trabajo y miles de kilómetros de ruta. Pero cuando te toca ir al lote a dimensionar la plaga, estamos ahí preguntándonos si nos estamos quedando cortos. Todavía falta, necesitamos llegar a esta cosecha para ver cuán bueno fuimos estimando el daño. Nosotros como Dirección de Estimaciones Agrícolas estamos viendo entre un 8% y 12% de la cosecha prevista de maíz. Cuando sos productor y te tocó 90% de daño, que los hay y muchos, realmente parece poco. Pero lo que vemos nosotros es un gran daño en maíces tardíos, sobre todo del norte de Córdoba, de Santiago del Estero, del norte de Santa Fe, Tucumán, Entre Ríos.
-¿Allí estará en discusión si volver a sembrar maíz?
-Si bien en el norte este año va a haber niveles de daño en algunos lotes, ahí sí integrando diversas prácticas, seguramente nos aseguren buena prevención de la enfermedad. El problema es del norte de la provincia de Buenos Aires para arriba y sobre todo del centro de Santa Fe para arriba. Ahí la cosa va a implicar mucho más esfuerzo de nuestra parte.
- Aceptando que se perdió el primer chico, porque los daños ya están, el bueno va a ser el partido de vuelta y ahí van a ser claves las recomendaciones y los avances que pueda hacer la agronomía pública y privada. El comité técnico se vuelva a juntar el 2 de mayo. ¿Esta mesa técnica debería producir cosas buenas y oportunas que van a llegar para dar vuelta el marcador en la campaña 2024-2025?
-Sí, perdimos el primer chico por goleada. Me hago cargo como agrónomo. Lamentablemente me hubiera gustado tener el conocimiento para prevenir la plaga pero no pudimos. Realmente es difícil de prevenir. Hubo algunas alertas que se nos pasaron. Bueno, ahora ajustemos el sistema para que no se nos pase en la próxima campaña. La Argentina, aún con toda esta autocrítica que hago, tiene agrónomos mucho mejores que yo. Seguramente en cooperación con muchas otras profesiones vamos a salir a la cancha a buscar esta revancha.
EN BUSCA DE SOLUCIONES
El Instituto Nacional de Semillas está trabajando en evaluar un protocolo excepcional ante el hipotético escenario de que se presenten materiales con tolerancia y buen comportamiento al complejo de enfermedades que transmiten Dalbulus maidis.
En tanto, desde el SENASA tienen tres fitosanitarios aprobados y están a la espera de la aprobación de tres bioinsumos como herramientas de control.
El desafío del INTA
Por su parte, la vicepresidente del INTA, Beatriz Giraudo, aseguró que «ahora el desafío es de todos, absolutamente de todos, hablando del abordaje integral y de ponernos de acuerdo para hacerlo más eficiente y efectivo posible. Quizás el primer ejercicio de una comunicación compartida, sea el mejor ejercicio para empezar a echar a andar este funcionamiento compartido entre todos».